Terrorismo económico y extractivismo: los verdaderos obstáculos en La Araucanía
Camilo Guzmán Martinez, presidente, Asociación de Agricultores Unidos A. G.
El debate sobre el impacto de las políticas de restitución territorial y la agricultura convencional en La Araucanía, no puede desvincularse de un problema mucho más profundo: el terrorismo económico que enfrentan los habitantes de esta región. Este fenómeno, alimentado por el abuso de posición dominante de la agroindustria y el extractivismo económico, ha generado una crisis estructural que impide el desarrollo sostenible y equitativo.
La exseremi de Vivienda Ximena Sepúlveda, señala correctamente los efectos devastadores del monocultivo, pero es crucial ir más allá: estas dinámicas no son fallas accidentales, sino el resultado de un modelo económico diseñado para extraer riqueza de los territorios rurales, dejando a su paso pobreza, degradación ambiental y comunidades desprotegidas.
La concentración de riqueza en pocos actores, promovida por políticas que benefician a las grandes agroindustrias, ha marginado a los pequeños productores y habitantes de la región. Estos últimos no solo enfrentan suelos degradados y escasez hídrica, sino también la falta de oportunidades para participar en mercados justos y sostenibles. Este círculo vicioso de explotación económica es el verdadero "pozo sin fondo" que frena a La Araucanía.
Abuso de Posición Dominante y Subsidios Distorsionantes
El abuso de posición dominante por parte de grandes empresas agroindustriales y forestales no solo destruye el tejido social y productivo local, sino que también convierte los subsidios agrícolas en un mecanismo regresivo. Fondos destinados a apoyar a pequeños agricultores terminan en manos de estas grandes empresas, perpetuando un sistema de desigualdad económica. Además, la competencia desleal con productos importados, subsidiados en sus países de origen, agrava la situación, despojando a la región de cualquier posibilidad real de desarrollo autónomo.
Repensar el Desarrollo desde y para el Territorio
Cualquier solución debe pasar por reconocer y enfrentar este terrorismo económico. Esto implica no solo fomentar modelos como la agricultura regenerativa, que combina justicia ecológica y territorial, sino también garantizar que las políticas públicas corrijan las distorsiones económicas que perpetúan este sistema de abuso.
La restitución de tierras no debe ser vista como un obstáculo, sino como una oportunidad para transformar el modelo productivo hacia uno basado en la colaboración con las comunidades locales, el respeto por la tierra y la equidad en el acceso a recursos y mercados. Este enfoque no solo es lo correcto, sino también indispensable para garantizar un futuro sostenible para todos los habitantes de La Araucanía.
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