
Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magíster en comunicación. Editor de AraucaniaDiario, miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Marcelo Trivelli, Fundación Semilla.
Opinión12/07/2022
Equipo AraucaniaDiario
A partir del estallido social de octubre de 2019, nuestro país ha vivido en una montaña rusa de acontecimientos y emociones. La democracia ha dado muestras de fortaleza porque las instituciones han cumplido su rol, pero también ha mostrado una cara oscura en el desorden dentro de los órganos colegiados de elección popular. Los últimos treinta meses han sido una excelente clase de educación cívica que nos ha puesto frente a los ojos la democracia tal y como es. Los próximos dos meses mostrarán lo mejor y peor de ella.
Enfrentados al plebiscito de salida para aprobar o rechazar el texto Constitucional, muchas chilenas y chilenos, en especial de aquellos que ostentan alguna posición de liderazgo, nos están envenenando el corazón, incentivado por el protagonismo individual y la competencia por destacar en los medios de comunicación y las redes sociales.
No es la propuesta Constitucional, como sostienen las y los analistas, la que nos divide. Es la competencia desenfrenada que todo lo justifica para que gane el apruebo o el rechazo. Sensata es la campaña que invita a leer y reflexionar sobre el texto y analizar con sentido crítico lo que dice.
La competencia ha pasado a ser parte de la cultura actual y en Fundación Semilla lo vemos a nivel escolar. La competencia por las calificaciones, la competencia por ser el o la más “bakan”, la competencia por destacar y por obtener el reconocimiento de su entorno, van envenenado la convivencia y haciendo perder el foco de la educación. La colaboración, por otra parte, como forma de relacionarse e interactuar con los demás, parece estar ausente en las escuelas a pesar de ser la única forma de que todo un grupo humano avance hacia un mayor bienestar.
La competencia está envenenando el corazón en los barrios donde la droga suma cada día a más jóvenes al tráfico y al consumo. También en la economía con la colusión y muchas alzas de productos y servicios que parecen estar justificadas más en la codicia que en sus costos.
Los seres humanos nos necesitamos unos a otros y la competencia lo olvida. Lo mismo en la naturaleza. Los seres vivos nos necesitamos recíprocamente para sobrevivir y evolucionar. La colaboración es el camino, no la competencia. Esto no significa que seamos todos iguales, porque asumir esa premisa no sirve de nada. La colaboración cobra mayor valor en la diversidad, en la que cada cual aporta lo suyo.
La gran biodiversidad en la naturaleza es la base de nuestra sobrevivencia planetaria. Y así mismo, la colaboración entre personas es y será el progreso de nuestra comunidad. Practiquemos la colaboración y no la competencia, para evitar vivir con el corazón envenenado que tanto daño nos hace a nosotros mismos y a las demás personas.

Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magíster en comunicación. Editor de AraucaniaDiario, miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Dra. Mónica Acevedo, Directora de la Fundación Sochicar.

Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magíster en comunicación. Editor de AraucaniaDiario, miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Jorge Fonseca Salazar, Sociólogo y Magíster en Planificación y Gestión Territorial.

Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magíster en comunicación. Editor de AraucaniaDiario, miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Fernando Cortés Tello, Subdirector Unidad de Salud Pública DFTS, Universidad Central.

La ley de Presupuestos del año 2026 disminuyó en más de un 30% los recursos destinados a la compra de computadores del programa Becas Tic's.

Hasta el 4 de enero se podrá postular a las becas que formarán jóvenes de hasta 35 años, que quieran servir al país y contribuir a un Estado que funcione mejor.

La Municipalidad de la capital regional obtuvo un comodato por 5 años e invertirá en reparaciones, inicialmente, 450 millones de pesos.

Jorge Montes Coronado habría ocultado que mantenía procesos administrativos pendientes de resolución. Además, mantiene una relación de pareja con una funcionaria del Hospital de Angol.

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