Ni el matrimonio Luchsinger-Mackay, ni el conductor Juan Barrios, ni un olvidado José Retamal, quien murió quemado vivo mientras dormía cuidando una cabañas en Cañete, en 2017, tuvieron la misma suerte y lograron escapar de las llamas del atentado cometido para reivindicar, alguna causa del conflicto entre el Estado chileno y el pueblo mapuche. Comentarios más, razonamientos menos, ¿qué culpa tenían para ser asesinados así?, ninguna.

Y en este caso, el profesor de la escuela Bollilco habría sido una más de las víctimas cuyos crímenes han quedado impunes, sin saberse quién los mató, sin que sus familiares encuentren -alguna vez- justicia.

"Después de ya casi una hora de haber ocurrido el atentado llegó Carabineros ... Yo soy el profesor y cuidador de la escuela, pude escapar por una ventana, pero ya la escuela está completamente quemada ...", dice el docente de la escuela Bollilco, para quien no solo se va su fuente de trabajo, sino el lugar donde estudiaban y crecían sus 18 alumnos; todos vecinos del mismo sector rural entre Victoria y Curacautin.

"... con la ayuda de los vecinos logramos salvar la casita del colegio, la cual considero que por mucho tiempo no la vamos a tener porque me imagino que tienen que darle término a esta gente que realiza este tipo de acciones ...", agrega el profesor.

La criminal y cobarde acción fue reivindicada en el mismo lugar por la Resistencia Mapuche Malleco, quienes exigieron el regreso de los 6 presos mapuche trasladados a distintos recintos del país, luego del incidente donde Gendarmería de Chile acusa un secuetro de tres de sus funcionarios.

"Traslado inmediato a los 6 pelis al módulo de Angol. Ni pacos ni milicos serán obstáculo en el camino del weichan. Resistencia Mapuche Malleco", dice el lienzo dejado en el lugar.

El delegado presidencial José Montalva condenó el hecho y prometió que se dará con los responsables, quienes es probable que una vez más, salgan impunes de este cobarde atentado que afecta a 18 niños de la escuela rural de Bollilco.