El costo invisible de la actual crisis en salud

José Marco Cuminao Cea, Presidente Consejo Regional Araucanía, Colegio Médico de Chile.

Dr Jose Cuminao Cea - Colegio Medico

En medio del debate por el nuevo presupuesto de salud, un tema inquietante se ha instalado con fuerza en los centros de salud de todo Chile: el déficit financiero que amenaza la continuidad de la atención. Detrás de las cifras frías del gasto público se esconde un rostro humano: el del paciente que espera una atención, el del profesional que trabaja sin insumos suficientes y las familias que confían en un sistema que se encuentra gravemente tensionado.

Durante los últimos meses, el Ministerio de Salud y la Dirección de Presupuestos han reconocido un déficit operativo superior a los 400 mil millones de pesos en la red pública, pese a las inyecciones extraordinarias aprobadas este año. En algunos servicios de salud, la ejecución presupuestaria a mitad de año ya alcanzaba niveles críticos, reflejando una verdad incómoda: los hospitales están gastando más porque la demanda crece y los costos reales superan ampliamente los montos asignados.

Dentro de las relaciones causales, junto a la subestimación presupuestaria, se agregan: (1) la falta de una planificación central a largo plazo de compra de insumos críticos, medicamentos y servicios externos de manera concertada entre los Servicios de Salud, para así disminuir costos; (2) una gestión de red insuficiente, que impide distribuir mejor la carga asistencial entre los distintos centros y termina tensionando a unos sobre otros. Esto hace necesaria la creación de nuevos centros de mediana y alta complejidad en la región (3) la presión por aumentar el rendimiento, compromisos de gestión y resolución de listas de espera, una demanda justa pero que exige más prestaciones y por ende más gasto, muchas veces subvalorizado. (4) Relación con privados y compras de servicios con criterios de priorización y protocolos bien definidos (en este punto, existen muchos avances en nuestra región).

Las consecuencias son visibles. En varios hospitales del país y la región se han debido reprogramar cirugías por falta de insumos, diferir mantenciones críticas y restringir compras para evitar endeudamiento. En La Araucanía, donde los equipos de salud trabajan con dedicación y compromiso, el impacto se siente con especial dureza: la deuda hospitalaria crece, mientras las comunidades rurales y las zonas extremas siguen esperando soluciones que no llegan con la velocidad que merecen. Especialmente aquellos con patologías complejas.

Desde el Colegio Médico, hemos advertido que este problema no se resolverá solo con parches de fin de año ni con créditos extraordinarios que solo postergan la crisis. Es necesario un cambio estructural en la forma de financiar la red pública, con presupuestos que reflejenlos costos reales de funcionamiento, mecanismos de pago oportuno a proveedores y planificación multianual para inversiones y contratos estratégicos. 

El sistema de salud chileno ha demostrado una y otra vez su resiliencia: durante la pandemia, en emergencias y frente a la pobreza estructural que aún afecta a miles de familias. Pero esa resiliencia no puede transformarse en resignación. Los equipos clínicos no pueden seguir sosteniendo con esfuerzo personal lo que el financiamiento público no cubre.

El nuevo presupuesto de salud debe ser una oportunidad para reparar el vínculo de confianza con los usuarios. No hay reforma posible si los hospitales no tienen estabilidad financiera. No hay equidad real si las regiones deben hacer más con menos. Y no hay salud pública digna si el paciente siente que la puerta del hospital está abierta, pero los recursos adentro se agotan antes de fin de año.

La salud no puede esperar a que “alcance el presupuesto”. Es el presupuesto el que debe alcanzar para garantizar la salud de todos.

La solución final no radica, por tanto, solo en destinar más recursos, sino en sincerar el presupuesto, corregir las proyecciones subestimadas y fortalecer los mecanismos de gestión ya mencionados. El desafío del cambio estructural, con las reformas necesarias del modelo de salud actual, debiera quedar como un problema de agenda país, al margen de las diferencias políticas y los gobiernos de turno.

Hacemos un llamado a las autoridades nacionales de turno a tomar las medidas necesarias para terminar el año en curso de la mejor manera posible, inyectando los recursos necesarios para ello. Como también a quienes participan en la definición del presupuesto 2026, a considerar la posibilidad de completar las acciones programadas en salud hasta fines de ese año, lo que en definitiva afectará directamente la salud de las personas que se han mantenido a la espera de una solución definitiva a sus necesidades.

Te puede interesar

Cuando el estigma del SIDA oscurece el futuro de generaciones

Fernando Cortés Tello, Subdirector Unidad de Salud Pública DFTS, Universidad Central.

Parisi: la radicalidad del sentido común

Por Marcelo Trivelli, presidente Fundación Semilla.

"Candado judicial": Limitar la búsqueda de causas por nombre atenta contra la transparencia

Vanessa Zúñiga Rodríguez, Periodista, Doctora en Comunicación, Escuela de Periodismo, Universidad Andrés Bello.

Las ratas se suben al barco

Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magíster en comunicación. Editor de AraucaniaDiario, miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Chile necesita una Derecha derecha

Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magíster en comunicación. Editor de AraucaniaDiario, miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Quiénes ganan la elección este domingo

Análisis político de las candidaturas, pactos y posibles resultados de la elección parlamentaria y presidencial en primera vuelta, de este domingo 16 de noviembre de 2025.