La honestidad como base de la gestión de riesgos y desastres
Sebastián Álvarez Ramírez, alcalde de Pucón.
La gestión del riesgo en Chile ha sido históricamente el "pariente pobre" de la planificación estatal. Por décadas, guardamos bajo la alfombra las vulnerabilidades de nuestros territorios, reaccionando ante la tragedia en lugar de anticiparnos a ella. Sin embargo, en Pucón hemos decidido cambiar esa narrativa por una de honestidad y responsabilidad colectiva.
Recientemente, en el Plenario Nacional para la Reducción del Riesgo de Desastres en Santiago, expuse la realidad de nuestra zona lacustre, a gran parte del país: la primera respuesta ante una emergencia siempre es municipal. Somos nosotros, los alcaldes y nuestros equipos en terreno, quienes contactamos con la ciudadanía cuando el río crece, o el fuego amenaza. En Pucón, este invierno 2025 demostró que, con una gobernanza local sólida y equipos preparados, es posible transformar una crisis climática en una operación de respuesta anticipada exitosa.
Pero la resiliencia no se construye solo con voluntad. Se construye con orden. Y aquí es donde debemos ser honestos: recibimos una comuna con una herencia de desorden administrativo profundo, con más de 1.700 loteos irregulares y un Plan Regulador estancado en el tiempo. Esta falta de planificación territorial no es solo un problema estético o económico; es un factor de riesgo mortal. La especulación del valor de la tierra y la presión inmobiliaria sin normas claras han desplazado bosques por casas, elevando el peligro de incendios forestales en zonas antes seguras.
Como alcalde, confieso mi respeto y mi preocupación constante por el Volcán Villarrica. Pucón es hoy una comuna "encajonada", con vías de escape limitadas que colapsarían ante una erupción mayor. Por ello, nuestra gestión ha innovado proponiendo normativas especiales para la evacuación vertical en edificios y exigiendo con urgencia la concreción de la Vía por la Ladera Norte, un proyecto estratégico comprometido desde 2015 que el Estado central aún mantiene "en estudio".
Invertimos más de 250 millones de pesos de recursos municipales en drones y tecnología de punta porque no esperaremos a la burocracia estatal. La Política Nacional de RRD es un documento valioso, pero sin sentido si el Estado no invierte en medidas de mitigación que ya hemos detectado en las comunas.
El problema en Chile no es el crecimiento ni la construcción; es la falta de instrumentos normativos que definan claramente dónde y cómo se construye para resistir. La fricción entre el desarrollo y la seguridad se soluciona con reglas claras y honestidad política. Desde Pucón, llamamos a que la prevención de ser un discurso, pase a ser la primera prioridad del presupuesto nacional. Solo así veremos al futuro con la tranquilidad de que protegemos lo más valioso que tenemos: la vida de nuestros vecinos.
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