La ilusión óptica de que podría ganar Jara

Sin duda que la candidata presidencial de la centroizquierda, Jeannette Jara, militante del Partido Comunista (PC), lo que no hay que olvidar, ya que es fundamental en este análisis, ha hecho una buena campaña y aunque a muchos les molestan sus constantes volteretas, eso le ha permitido avanzar algunos espacios, aunque en realidad no sean tantos. La centro derecha nunca va a votar por una comunista, así como alguien de izquierda nunca va a votar por un llamado "facista".

Y es que Chile cambió, como repetían para el llamado "estallido social", o para algunos candidatos -después de mirar las encuestas- "estallido delincuencial". Pero Chile cambió de otra forma y si bien se mantiene un profundo rechazo a los abusos y aprovechamientos, también la gente rechaza con fuerza todo lo que tenga que ver con destrucción, protestas violentas e insurrección.

El chileno -todos nosotros- quiere vivir tranquilo, prosperar a costa de su trabajo, vivir bien y ya en el úlimo tiempo, hasta viajar. Porque lo que antes era prohibitibo, como un pasaje aéreo, hoy ya está al alcance de la mano, gracias al tan denostado sistema neoliberal.

Chile no se cae a pedazos

Harto se ha repetido -entre los que saben- que Chile se cae a pedazos y yo creo que no es así. Chile ya se cayó, se derrumbó de la mano de la irresponsabilidad fiscal de este Gobierno, que en lugar de "apretar la billetera", como decía y hacía el exministro de Hacienda de Bachelet 1, Andrés Velasco, gastó a destajo a punta de créditos y empréstitos externos.

Claro que eso no lo entenderá nadie, primero porque es difícil de comprender, pero segundo, porque para muchos la plata estuvo, los sueldos -fiscales- siguieron buenos e incluso se contrató gente -en su mayoría amigos- aumentando así el déficit fiscal y el endeudamiento del país, ya que de alguna parte había que sacar los recursos.

Según cifras del Fondo Monetario Iinternacional (FMI), la deuda bruta del país pasó del 25% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2018, a un estimado de 40,5% del PIB en 2025. Adicionalmente, el costo del servicio de la deuda también ha aumentado. En 2023, se destinaron cerca del 9% de los ingresos fiscales al pago de intereses, o el equivalente a 3.530 billones de pesos y para 2030 se estará pagando, solo en intereses, $4.417 billones según la Diprés.

Es decir, cada año pagamos -solo en intereses- el equivalente a la construcción de 88 hospitales de 40 mil millones de pesos, o la construcción de 176.000 viviendas sociales, sí, 176 mil viviendas sociales al año, a un costo de 20 millones de pesos cada una (520 UF).

Déficit en salud

En salud, se estima que el déficit del país para 2025 es de $300.000 millones solo para el subtítulo 22 (insumos) y una necesidad de inyección extra de $608 mil millones para la red pública, sin considerar la deuda de facturas impagas a proveedores que acumula el ministerio de Salud. Así, con lo que paga Chile en intereses se podría cubrir en más de 3 veces lo que se necesita en salud e incluso sobraría para avanzar en la resolución de las largas listas de espera.

¿Pero por qué hablamos de pago de intereses? Porque a los países, al igual que a las empresas grandes, se les permite mantener su deuda actualizada, es decir, el capital que se prestó y pagar anualmente solo los intereses.

Es como si a Usted le prestara el banco $100 millones para comprar una casa, le mantuviera la deuda y sólo le cobrara los intereses de ese dinero. Así, en el ejemplo, si la tasa de interés fuera de un 5% anual, usted pagaría al año $5 millones de pesos -obvio en UF- y seguiría debiéndole al banco los $100 millones que le prestó.

Chile paga al año 3.530 billones de pesos sólo en intereses, manteniendo su deuda original y aumentándola a medida que los presidentes se endeudan más, para cubrir su déficit fiscal y lo que es peor, para gastar más. Por ejemplo, en personal.

¿Y quién podrá defendernos?

Pues bien, en las elecciones de este domingo se enfrentan dos visiones antagónicas del mundo, una donde el Estado debe ser más fuerte, gastar más y ojalá ser el motor del país, liderada por la militante comunista Jeannette Jara; la otra donde el Estado sólo debe regular las relaciones entre los privados, ser más chico y eficiente, en una sociedad en la cual los privados mueven el mundo, con sus emprendimientos, negocios, con su actividad económica, con José Antonio Kast.

¿El problema de un Estado como el que quiere Jara?, que esos intereses los pagamos todos, ya sea con menos hospitales, caminos o muriendo en una lista de espera, ya que los millonarios sueldos que reciben los "compañeros", sus viajes, viáticos y cometidos, sí hay que pagarlos.

Además, del Estado no te defiende nadie, sino pregúntenles a los cientos de empresas quebradas por las deudas que el ministerio de Vivienda aún no paga.

¿El problema del Estado que organizará Kast? Los empresarios frescos que se van a tratar de pasar de la raya, que se soban las manos o que ante la ausencia del Estado, abusan de nosotros todos los días. Lo hicieron con los remedios en las farmacias, lo repitieron con los pollos y hasta con el papel confort.

De hecho, uno de los principales asesores de José Antonio Kast, Jorge Quiroz, es vinculado en el fallo del TDLC por la colusión de los pollos, como el gestor del modelo de consumo utilizado por las empresas involucradas para estimar demanda y definir producción.

Ahora, ¿quién podría tener mejor controlados a los empresarios? Por supuesto que Kast, sino veamos la "forma" de lidiar con "los grandes" del Gobierno de izquierda que termina, como con el caso del robo de la luz y su "mal cálculo" de las tarifas eléctricas o miremos cómo se relacionan con el poder, sea del lado que sea, por ejemplo con Ponce Lerou y Soquimich.

La ilusión de que gana Jara

Ahora, a una semana de la elección, los dados ya están tirados y no sólo las encuestas sino la gente dice que Kast gana. Ganó en la primera vuelta y va a ganar el próximo domingo, aunque en el comando de Jara hábilmente nos hagan creer y ver que podría ganar su candidata.

Pero hay un dato adicional, duro y objetivo: sumada la votación de todos los candidatos de derecha en primera vuelta y sin considerar los votos de Franco Parisi, la derecha gana. Más de un 50% votó a favor de Kaiser, Kast y Evelyn Matthei; personas que jamás votarán por Jara, sin sumarle, insisto, ningún voto de Parisi o de la centroizquierda.

Y es que la gente no sólo va a votar por Kast, sino que va a salir a votar en contra del Gobierno que termina, del cual es sucesora -quiéralo o no- Jeannette Jara, su ministra del Trabajo, ese trabajo tan esquivo para tantos chilenos sumidos en la desesperación, en la informalidad laboral y en el desengaño de un Gobierno que lo iba a cambiar todo, pero que terminó endeudándonos más, contratando a los amigos y pagándoles por sobre lo que prometió que no les pagaría.

Menos mal Dorothy terminó con la "confianza legítima" tal y como se conocía, aunque es de esperar que el Gobierno que entra no reemplace los operadores políticos de izquierda, por flojos de derecha. A fin de cuentas, la vara la dejó bien alta el Presidente Piñera.