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En el espacio de conversación y escucha colectiva se reflexionó sobre los desafíos actuales frente al avance del extractivismo forestal y la crisis hídrica.
20/12/2025
Equipo AraucaniaDiario S
En Chile, el avance del modelo forestal ha transformado de manera profunda el paisaje del sur del país. La expansión de monocultivos de pino y eucalipto ha reducido el bosque nativo, alterado los ciclos del agua y ha provocado una creciente escasez hídrica en numerosos territorios. Este escenario no solo afecta a los ecosistemas, sino también a las prácticas culturales que dependen directamente de ellos. Una de ellas es la fabricación de ayekawe, los instrumentos mapuche que nacen del bosque y portan la memoria sonora de cada territorio.
En este contexto, en el Auditorio Gabriela Mistral de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Empresariales de la Universidad de La Frontera, en Temuco, se desarrolló el foro “Hidroextractivismo y la resistencia de los ayekawe”. La actividad fue concebida como un nütxam abierto, un espacio de conversación y escucha colectiva para reflexionar sobre los desafíos actuales que enfrentan estos instrumentos ancestrales frente al avance del extractivismo forestal y la crisis hídrica.
El encuentro reunió a kimches (sabios) de ayekawe, músicos, investigadores y público general, transformando el espacio académico en un lugar donde el sonido, la palabra y la experiencia se entrelazaron. A lo largo de la jornada se realizaron demostraciones de instrumentos y momentos de diálogo que permitieron comprender, desde la práctica concreta, la relación entre bosque nativo, agua y continuidad cultural.
“Hoy día organizamos un nütxam sobre los ayekawe y los desafíos que enfrentan con el modelo forestal en Chile. Queríamos que los instrumentos tuvieran más atención y poner en valor el trabajo de estas personas, con mucho kimün (conocimiento)”, explicó la geógrafa y académica Sarah Kelly, quien ha investigado el impacto del extractivismo en los ecosistemas del sur del país. A su juicio, el encuentro logró abrir un espacio necesario: “Fue muy lindo todo lo que se compartió. Creo que fue otro paso más en hacer visible estas prácticas y la sabiduría de la cultura mapuche, y también en poner en valor al bosque nativo y todo lo que nos da”.
Por su parte, el músico e investigador mapuche Jaime Cuyanao/Waikil, subrayó que la discusión no puede separarse del territorio. “Los instrumentos mapuche están muy ligados a la visión mapuche y algo que nos atañe profundamente, que tiene que ver con el extractivismo y las forestales, cómo van retrocediendo los bosques nativos, que son la fuente de la materia prima de los ayekawe”, señaló. Esta situación, agregó, se hizo evidente en los relatos de cada expositor.
Uno de ellos fue Alejandro Pinda, kimche proveniente de la Füta Warria, Santiago, quien advirtió que la escasez de materiales ha pasado de ser una preocupación a una realidad cotidiana. “Cada vez hay menos materia prima para poder construir los ayekawe”, afirmó. Sin embargo, Pinda destacó que, pese a este escenario adverso, “su aukiñ, sonoridades están vivas y presentes”, resistiendo a través del oficio y la transmisión del conocimiento.
Desde el Willimapu, Heriberto Hualaman compartió su trayectoria como kimche y fabricante, dando cuenta de cómo el trabajo con los instrumentos se ha ido adaptando a las condiciones del territorio. “Comencé con la txutxuca, después el kultrun y se fueron sumando otros. Últimamente he incorporado la macagua, pututu, ñolkin hecho de caña vegetal, y recientemente el pawpawen”, relató. Su experiencia refleja tanto la riqueza del saber ancestral como las dificultades actuales para sostenerlo.
Más allá de la exposición técnica, el foro se consolidó como un espacio de fortalecimiento comunitario y transmisión intergeneracional. Para José Cayuqueo, kimche del Pewenmapu, estas instancias son clave para la continuidad del oficio: “El conocimiento que uno puede adquirir aquí es muy importante para seguir en este küdaw, para que se revitalice y no se termine”.
Las dificultades, sin embargo, siguen marcando el camino. Heriberto Hualaman lo expresó con claridad: “El hecho de trabajar es un poco más complicado por el territorio y por la falta de materias primas. Pero siempre estamos trabajando para que esto no se termine”. En esa persistencia cotidiana se revela una forma de resistencia silenciosa frente a un modelo que ha tensionado el equilibrio entre naturaleza y cultura.
La jornada formó parte de un proceso de investigación artística colaborativa iniciado en junio de este año, que ha reunido a fabricantes, músicos, investigadores y fotógrafos en un trabajo colectivo orientado a visibilizar la resistencia de los ayekawe frente a las amenazas del modelo forestal y la crisis hídrica. En esa tensión entre pérdida y persistencia, el sonido de los instrumentos mapuche se alza como memoria activa, como cuidado del bosque nativo y como una apuesta por la continuidad cultural en tiempos de transformación.

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