Testimonio de inspector de la PDI demuestra total improvisación en allanamiento a Temucuicui

El mismo día en que se daba el veredicto en el caso de Camilo Catrillanca, la fiscalía regional de La Araucanía eligió ingresar con 800 policías a la comunidad. Murió Luis Morales Balcázar.

Traslado a oficial herido en Temucuicui - Luis Morales Balcazar

El miércoles 6 de enero del 2021, alrededor de 800 efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI), de diversas regiones del país se trasladan hasta Angol. Llegan esa noche hasta el estadio municipal de la comuna, donde se les explica que habían sido citados para realizar un masivo allanamiento a la comunidad de Temucuicui en Ercilla, lugar que muchos conocían sólo de nombre.

A eso 08:00 horas del jueves 7 de enero, una caravana interminable de vehículos de la PDI sale desde Angol, rumbo al allanamiento planificado por el entonces fiscal regional Cristian Paredes, sin coordinación con Carabineros -quienes más experiencia tienen en la zona- ni con el Ejército de Chile, en ese momento a cargo de la región.

Y la improvisación tuvo consecuencias fatales: el subinspector Luis Morales Balcázar es asesinado, mientras intentaba escapar de Temucuicui, junto a sus compañeros de trabajo, tras el fracaso del operativo -insistimos- mal planificado.

Uno de los testimonios más relevantes para entender la pesadilla que vivió este grupo de policías y al que tuvo acceso BioBioChile, es el que entrega un inspector de la PDI que llegó ese día desde La Pintana a La Araucanía y cuya identidad será mantenida en reserva por medidas de seguridad.

Vehículos inadecuados

Este policía -de 31 años- declara ante el fiscal de Alta Complejidad, Carlos Bustos, quien indaga el crimen de Luis Morales Balcázar. A su equipo le correspondía irrumpir en la casa número 2, en el lugar Chacaico Alto, aunque afirma: “no tenía conocimiento de qué blanco teníamos que ubicar”.

El inspector iba con su equipo MT-0 La Pintana, unidad creada para combatir el tráfico de drogas en las poblaciones. Ese día iban a bordo de un vehículo Hyundai Tucson, el cual en una pendiente no puede seguir cubiendo y esto provoca que se tengan que ubicar a un costado del camino de ripio, para dejar avanzar la interminable caravana (otra de las evidencias de lo mal planificado del operativo).

Una vez que se retiró la caravana completa, comenzamos a intentar subir el camino, llegando hasta una intersección donde había otros vehículos detenidos, no pudiendo seguir subiendo. En ese momento, habíamos decidido que quedaría un hombre y una mujer por cada vehículo. Yo quedé con una colega antigua, en el vehículo MT-0 La Pintana y mi colega DIAZ se quedó en el vehículo que inicialmente iban las mujeres”, cuenta el detective.

Policías heridos

En su relato ante el fiscal, el funcionario de la PDI asevera que luego se apostaron en una bifurcación de dos caminos de tierra, junto con otros de sus colegas que estaban en el lugar, por cuanto no podían seguir subiendo con los vehículos a los domicilios que debían intervenir. Y en ese instante comienza a escuchar por una radio portátil de la Brigada Antinarcóticos y Crimen Organizado (Brianco), noticias que no eran muy alentadoras, ya que hablaban de un policía herido.

Luego se escucharon algunos disparos a lo lejos, pero no iban dirigidos a nosotros, se escuchaban lejos”, agrega el hombre y comenta que a esa altura del operativo, ya se savía de varios policías heridos.

El testigo dice que se comenzaron a acoplar todos los carros de la caravana con la finalidad de salir por el mismo camino que habían ingresado. Allí toman la decisión de dejar las dos camionetas Tucson al final de la caravana, con el objetivo de no complicar el paso de los demás vehículos.

El grupo avanza un par de minutos, pero la caravana se detiene completamente. Luego de varios minutos se enteran que era producto de un árbol que impedía el paso. En ese momento no se escuchaban disparos en la zona, pero esa calma duraría solo unos minutos.

Disparos directos

Luego siguió avanzando la caravana, momento en el cual sentimos el impacto, aparentemente de una escopeta, que nos pegó por el flanco izquierdo del vehículo, sin embargo seguimos avanzando y luego de eso nuevamente se detuvo la caravana y se comenzaron a escuchar disparos que venían de diferentes direcciones. Ahí estuvimos detenidos varios minutos, pero nadie de mi vehículo descendió, hasta que se logró restablecer el paso. En ese momento yo venía sentado atrás del conductor, con la finalidad de protegerlo”, relata el testigo.

En ese momento comenzó un intercambio de disparos entre los funcionarios y sujetos que corrían por los predios, disparando con armas de fuego, las cuales no pude ver, debido a la abundante vegetación. Ahí estábamos encajonados y los sujetos disparaban desde arriba. Ahí estuvimos bastante tiempo, yo creo que más de 30 minutos, donde ellos nunca dejaron de disparar”, agrega el detective.

A esas alturas el procedimiento policial se había transformado en una pesadilla para los cientos de efectivos de la PDI, en su mayoría jóvenes policías que no eran de la zona, que no conocían el sector, que no contaban con equipos de comunicación para una emergencia de esta naturaleza, que no sabían a qué se enfrentaban realmente y que tripulaban vehículos no aptos para el lugar.

Cientos de balas

Nuevamente comienza a avanzar la caravana. El efectivo de la PDI narra ante el fiscal, que en ese momento uno de sus colegas le solicita conducir el vehículo de la Brigada de Reacción Táctica Valdivia, ya que su conductor necesitaba prestar apoyo a su equipo, porque estaban siendo sobrepasados por el poder de fuego de los sujetos que disparaban ocultos en el bosque.

En ese momento -relata el testigo- se sube a una camioneta blanca, que identificó como una Nissan NP-300, color gris, la cual se encontraba última en la caravana. El conductor, comienza a avanzar en el móvil haciendo cobertura con su arma de servicio mientras manejaba. La situación era tan complicada, que a los pocos minutos llega un subcomisario con un escudo balístico, el cual comienza a protegerlo por el sector izquierdo, caminando a un costado de la camioneta para evitar que fueran impactados por los cientos de proyectiles que pasaban silbando muy cerca.

Así avanzamos unos 30 metros y apareció la detective BARRERA, quien tomó el puesto de copiloto. preocupándose de cubrir el flanco derecho del vehículo. Todo esto, bajo un constante fuego enemigo. Posteriormente comenzó a avanzar la caravana, por lo cual el subcomisario JARA, en compañía de un táctico se subieron al pick up de la camioneta, cubriendo la parte posterior del vehículo, avanzamos un par de minutos más y llegamos a otro corte de ruta y en ese permanecimos varios minutos más, bajo constante fuego enemigo", sigue relatando el detective.

Llega Carabineros

Al final del operativo y casi en una medida desesperada, el fiscal Cristian Paredes -dirigiendo desde Temuco el operativo- pide ayuda a Carabineros, quienes concurren al lugar para rescatar a los efectivos de la PDI atrapados, siendo luego condecorados por la heroica misión.

"Una vez sobrepasado este obstáculo, el subcomisario JARA junto con el Asistente Policial MANCILLA, de equipo táctico Valdivia, subieron a los asientos posteriores de la camioneta, avanzando junto con la caravana, hasta que llegamos a una intersección, en donde se encontraban varios equipos tácticos, repeliendo ataques desde diferentes flancos, junto a un blindado de Carabineros y un blindado institucional”, cuenta el testigo.

El efectivo policial dice en su declaración que al ser el último carro de la caravana, los equipos tácticos le prestan cobertura del ataque armado para salir del lugar. Al momento de llegar a la intersección del cruce, tácticos le solicitan que se detuviera y suben alrededor de cuatro o cinco efectivos al pick up de la camioneta, según precisa en su testimonio (entre ellos luis Morales Balcarzar).

En ese momento, mientras el conductor doblaba hacia la derecha, escucha un disparo de grueso calibre, el que aparentemente habría impactado en el pick up de la camioneta. “Ya que se sintió el silbido de la bala muy cerca del vehículo”, dice el PDI.

Heridos en la cabeza

El conductor continúa la marcha un par de metros, pero se detiene porque el vehículo que estaba adelante se para al intentar esquivar un tronco de árbol. En ese instante, dice, escuchó un segundo disparo de similares características al anterior, comenzando a escuchar gritos de que había un colega lesionado.

Ante esto aceleré, con la finalidad de sacar a los funcionarios de la zona de fuego, avanzando aproximadamente unos 100 o 150 metros, instante en el cual, el subcomisario JARA me señala que me detenga para ver el estado de los funcionarios heridos, momento en el cual desciende del vehículo y se dirigió a la parte posterior de ésta, volviendo a los pocos segundos, señalándome que había dos colegas con disparos en sus cabezas y que uno de ellos estaba muerto”, cuenta el efectivo de la PDI.

Ante tal situación, el inspector que había llegado desde la región Metropolitana, se dispone a sacar a sus colegas del lugar y trasladarlos lo más rápido posible a un centro asistencial. Sabía que unos minutos podían hacer la diferencia entre la vida y la muerte. Por instantes piensa en solicitar un helicóptero institucional, pero no tenía equipo de radio para hacerlo y en el lugar no había cobertura de celulares.

Sin equipos radiales

Al mirar por el espejo retrovisor izquierdo de la camioneta, veo a un colega con un impacto aparentemente en su rostro, empapado de sangre, el cual no reaccionaba y su cabeza salía del pick up. Ante esto, seguí avanzando y me encontré con otra caravana de vehículos que estaban en otra zona, por lo cual doblé a la izquierda, comenzando a adelantar dicha caravana, pudiendo observar una escuela al costado derecho del camino, por cuanto me dispuse a buscar una planicie, en donde pudiese descender el helicóptero, para trasladar a los funcionarios a un centro asistencial, opción la cual fue desechada, ya que no contábamos con equipos radiales para informar que teníamos 2 colegas heridos”, precisa.

El conductor de la camioneta acelera para llevar a los heridos lo más rápido posible a un centro asistencial, logrando finalmente llegar a la carretera y allí acuerdan con los otros funcionarios ir al centro asistencial de Ercilla, que era el más cercano.

Hasta aquí parte de la narración del detective héroe, que logró salvar al resto de sus compañeros de trabajo -muchos de los cuales ni conocía-, sacándolos de Temucuicui en un vehículo sin blindaje, sin radios para comunicarse y como confirmó otro efectivo policial a AraucaniaDiario, sólo con armas de corta distancia, mientras eran atacados con material de guerra.

Cabe señalar que hasta el momento no se ha conocido -la opinión pública al menos- de sanciones a las jefaturas que planificaron mal el operativo o al fiscal regional a cargo ese día, Cristian Paredes, quien eligió el 7 de enero de 2021 -día del veredicto del caso Camilo Catrillanca-, para ingresar atarantadamente a Temucuicui.

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