
Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magíster en comunicación. Editor de AraucaniaDiario, miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magister en comunicación. Editor de AraucaniaDiario, miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Opinión11/12/2023
Equipo AraucaniaDiario
Hasta antes de la famosa "Ley de Inclusión" o ley de "exclusión", como la llamamos en su momento, una vez que logramos leer completamente el texto que la exPresidenta Michele Bachelet presentó al país el 21 de mayo de 2014, el 81% de los apoderados que postulaban a sus hijos a un colegio, quedaba en el primer establecimiento al que iban a entrevista y el 91% quedaba entre la primera y segunda opción.
No era un sistema perfecto -por supuesto- y se podía mejorar, pero de ahí, a reemplazar completamente al ser humano por un "algoritmo" o programa computacional, justamente para asignar a nuestros hijos al lugar donde van a estudiar, fue el error más grande que se pudo realizar.
Si hasta antes nos costaba hacer que los padres se acercaran al colegio y se interesaran por la educación de sus hijos, porque así era y hay que decirlo, luego de la "Tombolita" costó aun más, ya que me atrevo a decir que un gran porcentaje de apoderados, cuando a sus hijos el "SAE" los deja en una escuela o liceo municipal, que no quieren, en lugar de intentar cambiarlo a un particular subvencionado, se conforman y aceptan tal "designación".
¿Para qué e incluso, ante quién ir a reclamar?, si nadie va a escuchar y a lo más, el apoderado -que muchas veces llegó sólo hasta sexto básico- va a chocar con una grabación de un número 600 del Mineduc, o siguiendo con esta ola de modernidad, va a tener que entrar al "sitio web", mandar un correo y con suerte, si vive en la capital regional, podría pedir que lo atiendan en la oficina ministerial.
Al final, el niño o adolescente, queda en la escuela o liceo donde la "Tombolita" lo quiso dejar.
Por eso que la nueva Constitución abre una posibilidad de volver a mejorar lo que estaba malo en el sistema anterior, en lugar de seguir con este verdadero "sorteo" educacional, donde sólo algunos ganan y la mayoría, pierde.
En efecto, sobre el Derecho y deber preferente de los padres en la educación de sus hijos, en esta materia la nueva Constitución se explaya estableciendo que corresponde a las familias, a través de los padres o de los tutores legales. Además, incorpora un elemento en libertad de enseñanza que es el derecho a que elijan el tipo de educación y su establecimiento. Es decir, el fin de la "Tombolita".
Por lo mismo, desde una persona que cree en el derecho -y deber- de los padres de elegir la educación que quiere para sus hijos, con este solo cambio establecido en la nueva Constitución, ya podemos concluir en votar "A Favor" del nuevo texto Constitucional, que además, por primera vez, nace en Democracia.

Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magíster en comunicación. Editor de AraucaniaDiario, miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

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