
Cuando el estigma del SIDA oscurece el futuro de generaciones
Fernando Cortés Tello, Subdirector Unidad de Salud Pública DFTS, Universidad Central.
Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magister en comunicación. Editor de AraucaniaDiario, miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Opinión05/05/2025
Equipo AraucaniaDiario
"La economía, estúpido" (the economy, stupid), fue una frase muy utilizada en la política estadounidense durante la campaña presidencial de Bill Clinton en 1992 contra George H. W. Bush (padre) y que lo llevó a convertirse en presidente de los Estados Unidos.
Luego la frase se popularizó como: "es la economía, estúpido" y su estructura ha sido utilizada para destacar los más diversos aspectos que se consideran esenciales, dentro de un tema o conflicto en particular. Es decir, mientras se discuten los síntomas de un problema, la frase llama a centrarse en el origen. Así, ha sido utilizada por ejemplo de esta manera: "Es la educación, estúpido", "Es el desempleo, estúpido", o tantas otras formas de destacar -sin insultar- lo esencial en una discusión.
Y en el caso de la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento, hay algunos conceptos que son esenciales dentro de la discusión que se ha mantenido en los últimos 50 años -por lo menos- y que es fundamental identificar, si lo que se busca no es sólo "administrar" el conflicto, sino darle solución.
Y lo primero es delimitarlo. ¿Entre quienes es el problema?, ¿existen los mapuche?, ¿por qué no se les reconoce como tales? A esto la solución es el reconocimiento constitucional, así a secas, para que de ello nazcan derechos y deberes.
Todavía recuerdo el desvarío de una dirigenta, hoy parlamentaria, que desconocía el "conflicto mapuche" y decía que era algo inexistente, inventado; pero su ignorancia tenía cierto asidero e intencionalidad que ella no entendía, pues si no "existe" el pueblo mapuche, no había nada que solucionar. ¿Cómo solucionar un conflicto con alguien que no existe (legalmente)?
Luego, un poco de historia. Efectivamente y en eso no hay dos versiones, en la segunda mitad del siglo XIX (1850 en adelante), el Estado chileno anexó La Araucanía y con las herramientas que para esa época existían -y siguen existiendo- las armas. Con superioridad numérica y tecnológica (rifles vs coligües afilados, lanzas y macanas), lo que se hizo en nuestra región -al igual que en todo el mundo- fue un baño de sangre.
Los mapuche que quedaron fueron desplazados en nombre del "progreso", sus tierras apropiadas por los políticos de turno y los militares (es ilustrativo leer "10 Años en La Araucanía" de Gustave Verniory), repartiendo a diestra y siniestra estos terrenos entre sus amigos, revolución de Balmaceda de por medio.
Las peores tierras luego se las vendieron a los colonos -traídos desde Europa por el Estado chileno-, los indígenas fueron "achicados" a reducciones y se les reconoció su propiedad a través de "títulos de merced".
Sin embargo, esto no quedó ahí. Con el pasar del tiempo sus predios se fueron achicando más aún, a través de ventas voluntarias, arriendos fraudulentos a 99 años, estafas y de agricultores que "corrían el cerco", como es el caso de una connotada familia de Pumalal y la comunidad Colipi, a la salida norte de Temuco, situación que hasta el día de hoy se mantiene.
Si ya sabemos o entendemos con quienes es el conflicto, luego, se debe delimitar. ¿Es todo Chile?, como proclamaban los "octubristas" que querían crear un país "plurinacional". ¿Son zonas puntuales del país?, ¿como la cordillera en el norte con los quechuas, aymaras y atacameños; o la Macrozona Sur con los mapuche?
¿Son el "desmedro" de sus títulos de merced, o La Araucanía entera? ¿Es desde el Bío-bío al Toltén, desde el Bío-bío a Valdivia o al Golfo de Reloncaví?
¿Cuántas hectáreas fueron las "anexadas", "quitadas", o "robadas" por el Estado chileno al pueblo mapuche? Y aquí por supuesto que varios van a decir que eso no pasó, negando la realidad y origen del conflicto, que dicho sea de paso no es nuevo, pasó en el norte con Bolivia, sucedió en Finlandia cuando Rusia anexó Carelia y volvió a suceder con la península de Crimea en Ucrania. En lo que le pasó al pueblo mapuche no hay nada nuevo, pero no por eso es justo.
Ahora, según trascendidos, la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento, habría estimado la demanda de tierras para devolución o compensación en 240 mil hectáreas, lo que no significa que se deban devolver esas tierras, sino que podrían haber compensaciones equivalentes a esa cifra.
Por primera vez alguien, una institución o una instancia -como esta- presidencial, se ha atrevido a dar una cifra y eso es lo importante. Si son 200 mil, 220 mil 0 240 mil no importa, lo relevante es que se le pone un límite y en base a este límite se puede trabajar. Se puede empezar a solucionar el conflicto.
Por supuesto que los cabeza caliente de siempre no lo entienden, no comprenden la magnitud de este acuerdo y apenas el sobrino de la diputada Naveillán filtró su desacuerdo, salieron a gritar que había que rechazarlo e incluso que "no era válido" porque no había unanimidad, regla que se autoimpusieron, pero que es más alta que cualquier quórum de esos que se critican tanto en el Congreso.
Ahí entiendo un poco las groseras palabras de René Saffirio, al pedirle a los agricultores en general -ahí su error- que hicieran un esfuerzo intelectual de proporciones para comprender el acuerdo, como si muchos de ellos no fueran más inteligentes incluso que él, pero ese es otro tema.
¿Por qué creen que Héctor Llaitul y la CAM están en contra de lo acordado por la comisión? Porque con esto comienza a acabarse el conflicto. Bien los comisionados por la Paz y el Entendimiento, le acaban de poner un cerco a las ilimitadas pretensiones de unos pocos mapuche, en perjuicio de otros muchos, que sólo quieren vivir en paz, armonía y prosperar como todos los chilenos, de quienes ellos se sienten parte y son.
Es la cantidad de hectáreas, estúpido !!! Si se pone un límite se circunscribe el conflicto. Ahora, los agricultores que desean vender sus tierras podrán hacerlo, los mapuche que las quieres recibir, también; pero los otros -que no son pocos- si prefieren una compensación económica, por ejemplo una casa en la ciudad, dinero para viajar o para estudiar, o maquinarias agrícolas, también podrán ser compensados de esa manera, extinguiéndose así el conflicto que nos ha tenido casi 200 años peleando en La Araucanía.

Fernando Cortés Tello, Subdirector Unidad de Salud Pública DFTS, Universidad Central.

Por Marcelo Trivelli, presidente Fundación Semilla.

Vanessa Zúñiga Rodríguez, Periodista, Doctora en Comunicación, Escuela de Periodismo, Universidad Andrés Bello.

Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magíster en comunicación. Editor de AraucaniaDiario, miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magíster en comunicación. Editor de AraucaniaDiario, miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

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