Con la prueba rendida en juicio, el fiscal Iván Isla pudo acreditar que en el período comprendido entre los días 01 de enero de 2009 y 29 de enero de 2019, en reiteradas oportunidades, el imputado efectuó acciones de relevancia y significación sexual en contra de la víctima, que comenzaron cuando esta tenía apenas 4 años.

Estos hechos ocurrieron inicialmente en el interior de un domicilio de Lonquimay y posteriormente en la ciudad de Concepción; tanto en el domicilio del menor como el del imputado. 

La víctima presenta un trastorno del espectro autista, lo que dificultó la develación y posterior denuncia de los hechos.  

Recién en 2019 el menor, de 12 años entonces, le escribió una carta a su mamá en la que explicó que el hombre le realizaba tocaciones hace mucho tiempo.

Detalló además, que no dijo nada antes porque que temía le hiciera algo a ella o a sus hermanos, por las amenazas que el agresor le había hecho.