La jornada histórica en la que se impuso el Apruebo para una Convención Constituyente significó para el profesor Omar Ortiz una oportunidad para poner en práctica su experiencia en el campo del derecho y la criminología. Sin embargo, a diferencia de muchos candidatos, para el catedrático su propuesta más importante consiste en evitar que en este nuevo texto legal se incurra en prácticas que conlleven a una Carta Magna con un lenguaje ambiguo que se preste para las "trampas" y para los "engaños".

Es así, como el candidato señaló a AraucaníaDiario que durante toda su vida se preparó para un acontecimiento como este, donde sus conocimientos permitan evitar incurrir en errores de forma y fondo en esta nueva constitución. Ortiz, quien postuló por el Distrito 23 en la lista de Ciudadanos Cristianos, pero es militante del Partido Nacional Ciudadano, explicó que este partido nace del "fastidio a los partidos grandes que vienen de Santiago". En todo caso, se trata de un activismo que nació en Villarrica.

Las críticas que el aspirante realiza al texto constitucional vigente es que cuenta con un "lenguaje jurídico complicado y tramposo, cuando este debería ser simple, sencillo, claro y sin prestarse a varias interpretaciones. Es decir, sin letras chiquititas".

"El texto actual tiene muchos problemas, muchas trampas y engaños (…) Por la forma en la que está redactada, se presta a problemas de fondo y estos, son a lo menos, los siguientes: El Estado subsidiario, el modelo neoliberal extremo, la doctrina de la seguridad nacional, el problema político en la formación de ley y las trampas en los quorum", indicó.

Los engaños

Respecto al Estado subsidiario, el candidato asegura que en ninguna parte de la Constitución existe tácitamente esta figura, por lo que "es solo una interpretación del artículo primero y el diecinueve. Entonces es una interpretación caprichosa", consideró.

Además, considera que el modelo neoliberal hace que el Estado tenga un rol alejado de la vida económica. "Le otorga un rol regulador, es una especie de árbitro, donde los privados pueden hacer y deshacer a partir de la libre competencia que le otorga el Estado. Esto quiere decir, que el poder regulador del Estado, como Estado subsidiario no se cumple", critica.

Para Ortiz, otra de las figuras jurídicas que también en la práctica es engañosa, es la Contraloría, la cual, a su juicio, es un "león sin dientes", que solo puede establecer la existencia de problemas, pero no establecer soluciones o sanciones. "En la práctica, solo publica un informe con letra muerta", considera, lo que ocasiona que delitos financieros (o de cuello blanco) queden sin sanciones, a pesar de la dañosidad social de los mismos.

Seguridad nacional

Uno de los temas, que el candidato ha analizado en los últimos años es de la denominada "Doctrina de Seguridad Nacional", lo que ha permitido, según explica, una división entre la población chilena, condicionada a la función de las Fuerzas Armadas y su interpretación del "enemigo interno" o aquel que representa una amenaza por pensar diferente al Gobierno.

Explicó: "La Doctrina de la Seguridad Nacional tiene el problema de que toma y coloca a las Fuerzas Armadas como garantes frente a un enemigo externos y un enemigo interno. Las Fuerzas Armadas son para estar en guerra con un enemigo externos, sin embargo, las utilizan para un enemigo interno, es decir, para el orden público. Entonces se califica como en contra de la seguridad nacional a cualquiera que esté en contra de lo que dice el Gobierno. Lo que genera una lesión a la ciudadanía, porque si usted no está de acuerdo o se declara en contra, se le tilda de antipatriota y por lo tanto se le trata como a un enemigo interno que ataca a la seguridad nacionalidad".

Por otro lado, para el aspirante a constituyente, el orden político y social en la formación de las leyes, representa un freno en materia legislativa. 

"En ese procedimiento, que es bastante engorroso, hace que la ley dure hasta diez años. Además, los tercios y las cantidades de parlamentarios en el quorum son imposibles de lograr", señala.

Por último, criticó: "El tribunal constitucional es una especie de juez. Una especie de maestro de ley como en los tiempos de Jesucristo, donde este tribunal interpreta esta sagrada escritura llamada Constitución, de la forma en que le parece y luego declara que eso ya es ley, entonces a partir de ese momento dice que eso ya es ley, entonces cualquier cosa que quiere modificar dice que eso es inconstitucional porque afecta la ley, pero no dice qué es lo que afecta".