
Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magíster en comunicación. Editor de AraucaniaDiario, miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Ricardo Barría Dillems, Ingeniero Comercial, Magíster en Comunicación, Mastering Negotiation.
Opinión03/10/2022
Equipo AraucaniaDiario
Sin duda que quienes se "meten" en política deben lidiar con todo. Sépanlo o no, apenas a alguien se lo proponen, detrás hay un sin fin de personas haciendo planes, sacando cuentas y felices porque con el "amigo" que asume un cargo, a varios se les podría arreglar la vida. Y a muchos se les arregla.
Trabajos, aumentos de grado -y de sueldo-, favores políticos o económicos, pasadas de cuenta y hasta venganzas; lo que sea, con un amigo en el cargo indicado, se puede. Por eso que quien asume un cargo político, por más que no tenga dedos para el piano, es mucho menos culpable que quienes "lo ponen" en tal posición, sabiendo las destrezas, limitaciones y por supuesto, quién es el candidato.
Raúl Allard fue toda una sorpresa en marzo, cuando el Presidente Gabriel Boric lo nombró como el primer Delegado Presidencial que tendría su Gobierno en La Araucanía. Sonaba el ex diputado y ex intendente Ricardo Celis, el también ex parlamentario y ex alcalde de Temuco René Saffirio y por supuesto, el ex gobernador y amigo personal de Boric, José Montalva.
Sin duda que de los tres nombrados anteriormente, los que más mérito tenían eran los dos primeros. Eso nadie lo discute. Celis, con una buena gestión como intendente de la ex Presidenta Michele Bachelet y una impecable -aunque políticamente no le guste a muchos- gestión como parlamentario y que sólo quedó fuera de su última reelección por supuestos "errores" de su ex partido, el PPD, donde dicho sea de paso, no aceptó el "arreglín" que le proponían para que igual pudiera ir.
Saffirio, ¿qué decir?, abogado que en plena dictadura defendió a la gente en la calle y hasta fue "apaleado", luego destacado seremi de Justicia, alcalde de Temuco y diputado por varios años; con una votación tanto de izquierda como de derecha que le permitía ganar "sin apuro" y casi sin hacer campaña.
Pero quedó el desconocido -en el mundo político regional- abogado, académico de la UFRO y doctor en Derechos Humanos, Raúl Allard. ¿Porqué', probablemente debido a que no existía mucha justificación para preferir al amigo por sobre los otros dos y la pelea estaba dura; aunque también habrá pesado el que tanto Celis como Saffirio, venían de la vieja Concertación.
Y si algo quiere un político, es "salir bien" y de una u otra manera, conservar su capital político. Aunque claro, lo primero que siempre va a querer, es no salir.
Sin embargo, el viernes pasado se vio a un sonriente Raúl Allard alejarse del cargo. Un cargo para el cual muchos dijeron que no tenía las competencias ni habilidades, principalmente comunicacionales. ¿Pero comunicacionales de qué tipo?, porque lo que no le gustaba era hablar en público, más dialogar le encantaba. Así se le vio en múltiples encuentros, conversatorios o "trawun" con comunidades indígenas. Dialogando, dialogando y dialogando (algo que desde La Moneda le habían dicho que sería su cometido).
¿Qué más podía hacer?, si el conflicto en La Araucanía no lo ha podido resolver ni la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en dos Gobiernos o en ocho años y donde lo más cerca que estuvo su administración de capturar a todos los "terroristas", fue cuando le implantaron mensajes falsos a ocho comuneros que eran inocentes, sólo para tomarlos presos y mostrar "resultados".
Pero hay algo que Allard sí hizo, además de dialogar (que dicho sea de paso, fue lo que le pidieron que hiciera). Raúl Allard fue capaz y tuvo los "cojones" que tal vez muchos no tendrán e incluso, que el Comité de Ministros en Santiago tampoco tendrá: El hombre fue capaz de pararse frente al peor proyecto que pretendía instalarse en La Araucanía, una planta para quemar basura que pretendía -y aún pretende- quemar los desechos de todo el sur de Chile, contaminando el aire, las napas, el medio ambiente y la vida de toda una comunidad, convirtiéndola en una nueva zona de sacrificio.
Raúl Allard dijo NO a WTE Araucanía y sus seremis de ese entonces también rechazaron el proyecto de empresarios y un abogado lobista inescrupuloso, que a costa de la vida de miles de personas, querían -y todavía quieren- ganar mucha plata, sin siquiera vivir en esta hermosa comuna.
La gente de Lautaro le debe su vida y la de sus familias a Raúl Allard y quizá ese sea su gran legado. Gracias Raúl. Chaltu mai, pewkayal.

Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magíster en comunicación. Editor de AraucaniaDiario, miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Dra. Mónica Acevedo, Directora de la Fundación Sochicar.

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Jorge Fonseca Salazar, Sociólogo y Magíster en Planificación y Gestión Territorial.

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