
Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magíster en comunicación. Editor de AraucaniaDiario, miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magister en comunicación.
Opinión14/05/2023
Equipo AraucaniaDiario
Los comunistas ya han comenzado a anunciarlo y por supuesto que anarquistas y quienes gusten de todo lo que vaya contra el orden, lo estarán esperando. Un nuevo "Estallido Social", más fuerte y profundo que el anterior, es la amenaza que se cierne y sale de boca de una minoría, que sigue empecinada en que Chile no sea más un Estado Subsidiario.
Y es que instalar un "régimen", como bien lo dijo Mosciatti, no es fácil si el Estado no es dueño de todo, si no da los principales trabajos y si no dice qué, cómo y cuándo se enseña a los niños. Por eso que empezaron con la mal llamada "Ley de Inclusión" en 2014 y el traspaso de la educación municipal al Estado. Pero ese es otro tema.
Hoy Chile ha elegido -nuevamente- consejeros constitucionales que intentarán redactar una nueva Constitución, para un país que le debe mucho a la que hizo Pinochet -y que tomó bastante de la Carta Magna de 1925-, pero que necesita avanzar en derechos sociales, seguridades, justicia y ayudarnos a entrar en el desarrollo.
El problema, es que los chilenos no son tan tontos, o al menos eso queremos creer cuando le acertamos a algo. Así, con fuerza rechazaron una Constitución que les quitaba hasta la casa propia y que de Justicia, poco o nada hablaba. Y con mucha energía, dijeron también que no querían a los mismos de siempre.
Sin embargo, el poder es ciego o a quienes lo administran, les tapa los ojos. Muchos no pueden ver más allá de su ombligo y han comenzado a creer que todo estaba bien, que lo ocurrido en octubre de 2019 fue "armado" y que en realidad, la gente estaba impeque. Que se quejaban de "llenos", pero no es así.
El "Estallido Delincuencial", como oí llamarlo a la consejera constitucional Fincheira esta semana, tiene sus raíces en hechos y desigualdades innegables y de las cuales solo nos referimos a veces, con resignación y mucho eufemismo. Son realidades que existen y que todos llaman a aceptarlas. La corrupción y la compra de políticos, por ejemplo, es una de ellas y a ojos de todos el domingo pasado vimos como se eligieron consejeros constitucionales financiados por empresarios, quienes pasarán a ser ahora los "accionistas" de cuanto se discuta y se vote. Desde banqueros, hasta dueños de forestales. Muchos "invirtieron" en sus consejeros constitucionales e incluso han comenzado a opinar, como Guillermo Tagle en el Diario Financiero.
Otra de las desigualdades es la "injusticia" chilena, donde el 30% de los fiscales chilenos estudió en la Universidad Arcis (del Partido Comunista) y donde en gobiernos de derecha, el Ministerio Público "no ve una", pero cuando asume la izquierda, hasta a Héctor Llaitul lo meten preso.
¿Cómo puede ser que el ex fiscal nacional Jorge Abbott -como lo dijo Mosciatti también- se las haya arreglado con los constitucionales de izquierda, para que en la Constitucion rechazada, el Ministerio Público quedara sin que nadie los supervisara?
Imagínense, tuvo que negociar con los "Rojas Vade" para que si un fiscal decide no investigar a un político corrupto, o lo hace mal, negligentemente, no responda ante nadie. De igual manera, si un fiscal es acusado de un delito o está presuntamente involucrado en uno (Operación Huracán por ejemplo), lo investiga uno de los suyos, o a lo más, mandan a investigarlo en otra región. Asimismo, si un fiscal regional es denunciado, decide su jefe -el fiscal nacional que lo escogió para su cargo- pero ningún ente externo al Ministerio Público los fiscaliza, ni siquiera la Contraloría.
Y los "Cabeza de Serie" son lo otro. Políticos viejos que ya comienzan a creer que la gente los quiere, sólo porque les dieron el voto. Quieren ver lo que no es y esperan que -de la noche a la mañana- se confíe en ellos: en los "escueliados", listos para entrar a la cocina y arreglar el "mamarracho". ¿A la pinta de quién?
No. La gente no quiere que la película se la roben estos líderes que se empiezan a levantar como los "Cabeza de Serie" de Chile Vamos. Germán Becker, el exdiputado Edmundo Eluchans o la exministra Gloria Hutt, son más de lo mismo, de lo que la gente no quiere. Votaron por ellos porque el voto era obligatorio y son muy conocidos. Nada más. Dejen el paso libre a los más jóvenes, a los que no tengan compromisos y no los haya financiado nadie, a quienes las personas vean con buenos ojos.
De lo contrario, la que podría ser una buena Constitución, ser aprobada y regir los próximos 50 años de Chile, podría salir rechazada debido a los que levantaron la cabeza, cuando tenían que estar agachados.

Ricardo Barría Dillems, ingeniero comercial, magíster en comunicación. Editor de AraucaniaDiario, miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

Dra. Mónica Acevedo, Directora de la Fundación Sochicar.

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Jorge Fonseca Salazar, Sociólogo y Magíster en Planificación y Gestión Territorial.

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