La Esperanza en el Entendimiento

Semanas atrás, tuve la posibilidad de participar como coordinadora en el encuentro La Esperanza en el Entendimiento, realizado en Temuco. Fue una experiencia transformadora, no solo para mí, sino también para quienes se atrevieron a cruzar grietas que parecían imposibles. Este espacio fue una invitación a escucharnos, a reconocernos y a abrirnos a un camino compartido, desde nuestras diversidades y dolores, pero también desde la posibilidad de comprendernos mejor.

No fue un proceso sencillo. En nuestras comunidades, la desconfianza y las cicatrices del conflicto están muy presentes. Pero este encuentro, construido con cuidado y respeto, demostró que es posible avanzar, aunque sea paso a paso. El Museo Ferroviario, cargado de historia y memoria, fue el escenario perfecto para esta experiencia, recordándonos que no se trata de olvidar, sino de aprender del pasado para construir un presente diferente.

Uno de los momentos más potentes fue la llamada "dinámica de la cazuela". Sentados en torno a la imagen de este plato típico, lleno de sabores que nos conectan a todos, compartimos risas y nos reconocimos como ingredientes únicos y comunes logrando distender los ánimos. Fue un momento que nos recordó algo esencial: más allá de las diferencias, podemos encontrarnos en lo cotidiano, en esos gestos simples que nos hacen humanos.

Por supuesto, hubo momentos difíciles. Algunas personas llegaron sintiéndose fuera de lugar, con la percepción de estar en un espacio que no les pertenecía. Sin embargo, poco a poco, al notar que sus palabras eran escuchadas sin juicio, que sus historias eran valoradas, comenzaron a abrirse. Esto nos mostró que construir confianza no es inmediato, pero que es posible, siempre que se actúe con honestidad y respeto.

Lo que más me enorgullece es que este encuentro fue un ejemplo vivo de lo que nuestra tradición mapuche del netram siempre ha enseñado: el diálogo es una herramienta poderosa para resolver conflictos y para reconocernos como parte de un territorio compartido. Este espacio fue un paso más en ese camino y va fundando la esperanza en que estas instancias sean levantadas también por las propias comunidades. La autonomía en la creación de encuentros es reforzar el hábito de conversar como los antepasados y seguir dialogando una y otra vez, como parte de la resolución de los conflictos.

A quienes aún sienten dudas o temores, les digo que el diálogo no debilita nuestras posiciones ni borra nuestras historias. Al contrario, nos fortalece, nos conecta y nos permite avanzar hacia algo que hoy nos hace falta: la esperanza. No una esperanza ingenua, sino aquella que se construye desde hechos concretos, como este encuentro, que logró reunir voces diversas en un espacio seguro, respetuoso y profundamente humano.

Sigamos caminando juntos, porque este territorio merece mucho más que el conflicto. Merece un buen vivir que solo será posible si nos atrevemos a seguir encontrándonos todo lo que sea necesario.